Jeannette Walls en su memoria personal "El Castillo De Cristal" relata un incidente de su niñez cuando estaba cocinando y por accidente se incendió dejándola severamente quemada. Su mamá despreocupada la llevó al hospital. En poco tiempo sus médicos determinaron que Jeannette vivía en un ambiente pésimo con padres disfuncionales y al borde del mal trato. En su casa cada uno de sus tres hermanos tenían que velarse por si mismos ya que sus padres no hacían nada para atender a sus tres hijos.
Cuando Jeannette llegó al hospital encontró todo un mundo de maravillas y placeres que hasta entonces no conocía. Allí le daban de comer tres veces al dia--y buena comida! Todo el personal del hospital la trataba con cariño. Gente desconocida le traía regalos. Las enfermeras cambiaban las sábanas de su cama diariamente. En fin, un mundo totalmente a lo opuesto a lo que Jeannette vivía en su propia casa.
Con tantas comodidades nunca antes disfrutadas, Walls no quería sanarse de sus quemaduras. Pretendía estar en más sufrimiento de lo que estaba para convencer a los médicos de NO DARLE DE ALTA del hospital. Ella quería vivir para siempre allí en ese paraiso y no tener que volver a la triste realidad de su vida difícil y el mundo cruel afuera del hospital.
Muchos Cristianos son como Jeannette Walls. Se contentan con la atención y el buen cuidado que reciben en sus iglesias. En sus templos encuentran un oasis de tranquilidad en medio de un mundo cruel y lleno de problemas y dolor. Pero la iglesia no existe para ser un hospital permanente en la vida del paciente. ¿Qué hospital quiere que sus pacientes estén allí como miembros permanentes en un continuo estado de recuperación?
Como Jeannette, muchos no quieren salir del hospital. Quieren quedarse, y hasta buscan trabajos voluntarios y llenarse de cargos hospitaliarios, todo con no tener que salir de nuevo al mundo. Pero nuestro "Médico Celestial" sabe que no fuimos creados para pasar nuestros dias en un hospital. Más bien, fuimos creados para ser un hospital móbil entre gente verderamente enferma allá fuera en el mundo.
Jesús mismo dijo: "Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores." (Marcos 2:17)
Se dice que en el Ecuador hay dos millones de creyentes evangélicos. Si esta cifra es real, ¿cuántos Jeannette Walls hay entre nosotros? Creyentes que año tras año se han acostumbrado a la vida de hospital y no quieren regresar al mundo de enfermos que se encuentra allí afuera? Si solamente el 5% de los supuestos 2-millones de creyentes se mobilizaran a los campos de "enfermos espirituales" y harían "hospitales de campo" en medio de esos enfermos, ¿qué resultados diferentes tendríamos?
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